Tiempos de una inseminación artificial

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¿CUÁLES SON LOS TIEMPOS DE UNA INSEMINACIÓN ARTIFICIAL?

Esta técnica de reproducción asistida es la más sencilla, pero requiere un período mínimo de preparación y puesta en práctica que no superará el mes, en condiciones normales.

La inseminación artificial consiste en colocar una muestra de semen pretratado en el aparato reproductor femenino mediante una cánula y de manera ecoguiada. El objetivo es acercar los gametos para facilitar la fecundación del óvulo dentro de la mujer cuando existe alguna dificultad para lograrlo de manera natural.

Desde el principio, hay que tener presente que no hay un estándar rígido y que cada mujer responde a los tratamientos según sus características y circunstancias, por lo que los tiempos que aquí detallamos pueden sufrir algunas alteraciones en cada caso.

Tiempos y fases en una inseminación artificial


Una vez comienza la regla, la mujer se somete a una estimulación ovárica controlada mediante la administración de gonadotropinas, durante menos de dos semanas y hasta el momento preciso de la ovulación. También existe la opción de no tomar medicación hormonal y practicar una inseminación en ciclo natural, con probabilidades de embarazo ligeramente mayores a cuándo se mantienen relaciones sexuales, gracias a la capacitación del esperma en el laboratorio, pero menores que cuándo se utiliza medicación para inducir la ovulación.

Durante la estimulación ovárica,  se llevan a cabo exhaustivos controles y un seguimiento mediante ecografías y análisis de sangre, para vigilar la evolución y crecimiento de los folículos.

El objetivo es que se desarrolle un máximo de dos folículos que liberarán entre uno y dos óvulos maduros. Si el número fuese mayor, el especialista cancelará el tratamiento para evitar un embarazo múltiple y será necesario esperar al siguiente ciclo, lo que ampliaría los tiempos para completar el proceso. Cuando los folículos en cuestión alcanzan un diámetro de entre 16 y 18 milímetros, se induce la ovulación mediante la administración de la hormona gonadotropina coriónica humana o hCG. El óvulo será liberado entre 36 y 40 horas después de este momento.

La inseminación se realizará 36 horas después. Este procedimiento se lleva a cabo de manera ambulatoria y apenas dura 15 minutos, a lo que hay que sumar entre 15 y 30 minutos más de reposo en la clínica, antes de volver a casa.

De utilizarse semen fresco de la pareja, la recogida de la muestra y su capacitación (selección de los mejores espermatozoides en el laboratorio) se hace ese mismo día, tras un período de abstinencia sexual de entre tres y cinco días. Se recomienda mantener relaciones sexuales ese mismo día y las jornadas inmediatamente posteriores, para aumentar las probabilidades de embarazo.

Aunque con el semen de donante se descartan factores de infertilidad masculinos, la literatura científica no establece claramente una relación entre la calidad espermática y el éxito de la inseminación artificial con semen del cónyuge. Además, los estudios concluyen que inseminar con más de un millón de espermatozoides móviles ofrece una posibilidad aceptable de gestación, según recoge la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), si bien la probabilidad de embarazo es mayor a partir de una concentración de 5 millones.

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La ‘betaespera’ y otros tiempos


Tras la inseminación comienza una paciente espera, un período de dos semanas conocido como la ‘betaespera’ durante la cual el especialista prescribe la administración de progesterona vaginal para preparar mejor el endometrio. Transcurridas estas dos semanas y sólo entonces -para evitar falsos positivos- la paciente se hará un test de embarazo que detecta la hormona beta-hCG que segregan los embriones.

Un resultado negativo no debe desalentarnos, ya que se puede comenzar un nuevo proceso de inseminación artificial en el siguiente ciclo, sin necesidad de espaciarlo más. O bien podemos posponer un nuevo intento, sin que esto afecte a la probabilidad de embarazo.

En la sanidad privada la ventaja es que no hay listas de espera, ni un límite estricto de intentos, a lo que hay que sumar que el coste de esta técnica de reproducción asistida es el más económico, comparado con otras más complejas. Además, el hecho de tener ya un hijo concebido mediante técnicas de reproducción asistida no es excluyente para volver a someterse a un nuevo proceso para tener un segundo hijo, como sí sucede en la sanidad pública.
 

Inseminación artificial

Requisitos para someterse a una inseminación artificial

Muchas parejas descubren que presentan factores de infertilidad que desconocían cuando se someten a estos tratamientos, lo que también puede posponer el momento de ser padres ante la eventualidad de tener que cambiar la estrategia reproductiva sobre la marcha. Así, es posible que el semen de la pareja, una vez analizado, no ofrezca garantías para hacer una inseminación con las suficientes posibilidades o que se detecte algún problema ginecológico latente en la mujer que haga desaconsejable la inseminación artificial, como la obstrucción tubárica o la baja reserva ovárica entre otros supuestos.

Para llevar a cabo una inseminación artificial lo recomendado es:

  • Mujer con edad inferior a 36 años;
  • Contar con una buena reserva ovárica;
  • Trompas o trompa de Falopio permeables, para favorecer la circulación de los óvulos y los espermatozoides;
  • Buena calidad y cantidad de espermatozoides.

Tasas de éxito de la inseminación artificial

En cualquier caso, la tasa de embarazo por inseminación artificial es baja y alcanza máximos del 20% con semen del conyugue, en el primer intento y en mujeres menores de 35 años. Este dato mejora hasta un 25% con semen de donante para mujeres de esa franja de edad.

El efecto acumulativo es máximo al cuarto intento de inseminación artificial con semen de donante, en el que la tasa de embarazo puede llegar al 80%. De no lograrlo, el pronóstico no mejorará en sucesivos intentos y el especialista recomendará cambiar de estrategia reproductiva al tratarse de un caso más severo de infertilidad.

Hay que tener en cuenta que la tasa de embarazo no coincide con la de embarazos a término o partos, ni con la tasa de recién nacido vivo, que suelen ser menores. Solo en España, los niños nacidos fruto de una inseminación artificial rondaron los cuatro mil en 2020, según la Sociedad Española de Fertilidad (SEF).

Tipos de inseminación artificial

Existen varios tipos de inseminación artificial. En función de la procedencia del semen, puede ser inseminación artificial homóloga o conyugal, o bien inseminación artificial heteróloga o de donante.

La razón de ser de la inseminación artificial es aumentar la densidad de gametos en el lugar donde se produce la fecundación mediante una técnica poco invasiva. Desde hace varios siglos, dicha técnica ha sido objeto de estudio y experimentación, primero en animales y después en humanos, según un artículo publicado en Facts, views & visión in ObGyn que repasa los principales hitos de este avance médico. Al principio, se desarrolló principalmente para hacer frente a problemas de fertilidad masculinos, mientras que hoy en día es muy común su aplicación en mujeres sin pareja masculina o cuya pareja es otra mujer, con el fin de ser madres. 

Los avances en el tratamiento del semen y en el propio procedimiento de la inseminación ha reducido al mínimo la posibilidad de infección, mejorando la tasa de efectividad y ampliando los supuestos en los que esta técnica está indicada.

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