Preguntas Frecuentes

Durante los tratamientos de reproducción asistida es importante cuidar la parte psicológica, no sólo de la mujer sino también de la pareja.

Los tratamientos de reproducción asistida, singularmente los ciclos de Fecundación in vitro, pueden ser un factor estresante de primer orden. En otro estudio multicéntrico nacional del 2012, en el que participó parte del equipo de HM Fertility Center, objetivaron que el 29% de las españolas que van a empezar un tratamiento de fertilidad presentaban problemas de ansiedad o depresión. Y es que para algunas parejas, la disfunción reproductiva supone un choque contra una barrera invisible que parece extenderse a todas las esferas de su vida.

Las pacientes con disfunción reproductiva son además una población particularmente vulnerable. Por eso el enfoque de nuestros tratamientos siempre es multidisciplinar y todas las unidades de prestigio disponen de especialistas en psicología de la reproducción que puedan prestar un apoyo emocional a las parejas que lo necesiten. Sin embargo conviene matizar que el estado emocional, particularmente el de la mujer, no influye en absoluto sobre las posibilidades de lograr el embarazo.

 

El stress es malo para vivir, pero no dificulta el logro de la gestación.
 

El 84% de las mujeres en edad fértil deben lograr el embarazo en el plazo de un año de mantener relaciones sexuales sin protección.

A partir de esos 12 meses, si no se ha logrado la gestación espontánea deben acudir a una unidad especializada de reproducción asistida. Pero, existen excepciones a esta regla en las que se debe acudir antes del año. Tal es el caso de las mujeres con edad superior a 35 años que no logran concebir en el plazo de 6 meses, mujeres con periodos menstruales irregulares, periodos de amenorrea secundaria o con el antecedente de una cirugía pélvica que pueda incidir en el ámbito de la fertilidad (sospecha fundada de patología uterina, tubárica o endometriosis).

 

También deben acudir antes del año las parejas en las que el varón tenga antecedentes de patologías con riesgo de subfertilidad (alteraciones del descenso testicular en la infancia, cirugías en los testículos, etc…).

• Parejas que han tenido embriones sobrantes tras un clico de fecundación in vitro (FIV).
• Parejas o mujeres que desean intentar un nuevo embarazo tras un ciclo exitoso de FIV.
• Mujeres que han preservado su fertilidad mediante la congelación de embriones.
• Parejas que optan por embriones donados.

Siempre que en HM Fertility Center hemos formado a un especialista en reproducción le hemos instado a que, además de tener el máximo conocimiento científico, nunca olvide que los pacientes que tiene delante son seres humanos. Por tanto, debemos tratarlos como nos gustaría ser tratados si estuviéramos al otro lado de la mesa.

Además de aplicar esta filosofía centrada en los pacientes, vivimos una época en la que la medicina de la reproducción sólo puede abordarse de una manera personalizada.

 

Disponemos de múltiples estrategias de estimulación folicular y de un arsenal terapéutico tan diverso, que cada tratamiento tiene que ser ajustado de forma individual a cada paciente. Y mantener en todo momento unos niveles de seguridad y confort que minimicen las complicaciones. Afortunadamente algunas complicaciones que teníamos hace años, como el síndrome de hiperestimulación, hoy ya han pasado a la historia.

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La principal diferencia entre la FIV con embrace y la FIV convencional radica en la incorporación del test embrace, un análisis genético no invasivo que se realiza en el estado de blastocito del embrión. Este test permite seleccionar los embriones más sanos y de mayor calidad sin necesidad de realizar una biopsia, a diferencia de la FIV convencional que no incluye este tipo de análisis genético.

El test embrace ofrece numerosos beneficios al tratamiento de fecundación in vitro, mejorando tanto las probabilidades de éxito como la seguridad del procedimiento. Al ser una técnica no invasiva, no requiere la biopsia del embrión, lo que elimina el riesgo de dañarlo durante el proceso. En lugar de ello, se analiza el ADN presente en la gota de medio de cultivo donde el embrión se ha desarrollado, asegurando una evaluación genética segura y precisa.

Otro aspecto clave positivo es la capacidad del test embrace para identificar y seleccionar embriones genéticamente sanos y viables antes de la transferencia al útero. Esto aumenta las tasas de implantación y de éxito del embarazo, y reduce significativamente el riesgo de abortos espontáneos y de transmisión de enfermedades genéticas. Al transferir solo embriones sin alteraciones genéticas, las probabilidades de un embarazo exitoso aumentan, optimizando así cada ciclo de FIV.

Las probabilidades de éxito con la FIV con embrace son generalmente más altas debido a la selección de embriones genéticamente sanos y viables. Las tasas de éxito pueden variar según factores individuales, pero el análisis genético no invasivo contribuye significativamente a mejorar los resultados del tratamiento. En HM Fertility Center contamos con una tasa de éxito del 80% en los datos acumulados desde 2021.
 

Después de la transferencia de embriones, es fundamental seguir ciertos cuidados para maximizar las posibilidades de éxito del tratamiento. En los primeros días, es recomendable mantener un reposo relativo, evitando actividades físicas intensas. No es necesario un reposo absoluto, pero sí que se deben evitar esfuerzos significativos o levantar objetos pesados. A medida que vayan pasando los días, se puede ir retomando la actividad normal de forma moderada.

Asegurarse de tomar la medicación, seguir una dieta equilibrada y rica en nutrientes, así como mantenerse bien hidratada son algunas otras recomendaciones a tener en cuenta. Evitar el consumo de alcohol, tabaco y cualquier otro tipo de sustancia nociva contribuirá a facilitar la implantación del embrión.

Por supuesto, presta atención a cualquier síntoma inusual, como sangrado intenso o dolor severo, y ponlo en conocimiento del equipo médico cuanto antes. Asimismo, sigue el calendario de consultas y pruebas de embarazo que haya marcado la clínica.

El hatching asistido es una técnica utilizada durante la FIV para mejorar la implantación del embrión en el útero. Se hace una pequeña incisión en la zona pelúcida (la capa externa que rodea al embrión) para facilitar que el embrión salga y se implante en el endometrio. Se utiliza principalmente en casos donde los embriones tienen una zona pelúcida gruesa, en mujeres mayores de 35 años, o si ya han existido ciclos previos de FIV fallidos.

Si el primer ciclo de FIV con embrace no resulta en embarazo, se utilizaran los embriones que no se transfirieron y que fueron vitrificados para su uso futuro. Este tipo de tratamiento es menos invasivo y más sencillo que un ciclo completo de FIV, ya que tan solo implica la preparación del endometrio con medicación hormonal para asegurar que esté receptivo para la implantación de los embriones. No es necesario volver a realizar la punción folicular. Con cada intento, las probabilidades de éxito suelen aumentar, y por eso es importante mantener una actitud positiva y seguir el plan de tratamiento recomendado por el equipo médico.

• Mujeres que desean posponer la maternidad por razones personales, profesionales o académicas.
• Mujeres diagnosticadas con enfermedades que pueden afectar la fertilidad, como el cáncer, y que necesitan someterse a tratamientos médicos agresivos como la quimioterapia o radioterapia.
• Mujeres con antecedentes familiares de menopausia temprana.
• Mujeres que no han encontrado a la pareja adecuada y desean preservar sus óvulos para un uso futuro.

• Efectos secundarios leves de la estimulación ovárica, como hinchazón abdominal y cambios de humor.
• Riesgo de infección o sangrado durante la punción folicular, aunque es muy poco frecuente.
• Síndrome de hiperestimulación ovárica (SHO), que es poco común y se puede prevenir con un control adecuado.

La edad de la mujer es el determinante más importante en el éxito de los tratamientos de reproducción asistida.

​​​Existe un incremento edad-dependiente de fallos en los mecanismos moleculares durante la meiosis del ovocito que conduce a una mayor frecuencia de alteraciones cromosómicas y a una peor calidad ovocitaria, lo que unido a la reducción cuantitativa en el número de folículos ováricos, determina la progresiva reducción de la fertilidad femenina que corre paralela al incremento de edad. 


La fertilidad natural femenina es óptima hasta los 31 años. A los 35 años la posibilidad de que una mujer logre un embarazo espontáneo es aproximadamente la mitad que la de una mujer de 20 años. A partir de los 40 años la reserva ovárica de una mujer ya está sensiblemente disminuida. 

​Una gran mayoría de las mujeres que aparecen en los medios de comunicación mostrando su embarazo bien entrada la cuarentena, lo han logrado gracias a óvulos donados provenientes de mujeres mucho más jóvenes… 

¿Influye también la edad del varón para conseguir el embarzo?

Con respecto a los varones, el axioma que da por sentado que los hombres carecen de reloj biológico y que, a diferencia de las mujeres, pueden engendrar un hijo a cualquier edad, es sólo una verdad a medias. Cada vez se pone más en duda esta presunción en base a estudios que sugieren que el envejecimiento masculino se asocia, por ejemplo, a una mayor fragmentación del ADN espermático y a un incremento en la frecuencia de meiosis alteradas.

La vitrificación de ovocitos es probablemente, después de la microinyección espermática (ICSI), el mayor avance reciente de la medicina de la reproducción.

En el último registro de la Sociedad Española de Fertilidad (2014), los ciclos de vitrificación ovocitaria ya suponen el 3,7% de todos nuestros tratamientos.

Es más que probable que la vitrificación ovocitaria por indicación oncológica y, sobre todo, por indicación social, se acabe imponiendo como una modalidad rutinaria para preservar la fertilidad y poder postergar la maternidad. A día de hoy, la supervivencia ovocitaria tras la desvitrificación es superior al 90% y ya han nacido cientos de niños sanos provenientes de ovocitos vitrificados.

Además, la estimulación ovárica en este tipo de tratamientos es particularmente segura ya que utilizamos gonadotropinas altamente purificadas, aplicamos protocolos de antagonistas de GnRH y desencadenamos la descarga ovulatoria con agonistas de GnRH, lo que a nivel práctico elimina el riesgo de complicaciones.

En unos 10 días el ciclo de estimulación ovárica está completado y dos días más tarde los ovocitos están vitrificados.

Para ello se siguen investigando nuevos métodos que implementen la calidad embrionaria (morfocinética, ómicas…) y apoyarnos en programas que nos garanticen porcentajes cada más altos de implantación. Por otro lado, la irrupción de lo que popularmente se conoce como "ómicas" (genómica, transcriptómica, proteinómica, metabolómica…) está abriendo la puerta de un modelo de reproducción asistida que ni nos imaginamos. 

Estas investigaciones posibilitarán tratamientos de fertilidad todavía más personalizados y con una capacidad diagnóstica y terapéutica mucho más precisa, y HM Hospitales en sus unidades de HM Fertility Center apuesta por la vanguardia tecnológica.

Las causas de la disfunción reproductiva son en un 30% eminentemente femeninas, en otro 35% eminentemente masculinas y, finalmente, existe un 35% de causas mixtas (los dos miembros de la pareja presentan problemas de fertilidad).

De ello se deriva que no existe un tratamiento estándar. En función de la edad de la mujer, del tiempo transcurrido buscando un embarazo y de la causa o causas que concurran en la subfertilidad, se indicará el tratamiento más apropiado.
 

Tanto en los ciclos de inseminación artificial como en los de FIV-ICSI, el test de embarazo se realiza mediante una simple analítica de sangre al cabo de unos 14 días de haberse efectuado el depósito intrauterino de los espermatozoides o la transferencia embrionaria.

La fase de estimulación de los tratamientos es más variable, oscilando entre los 7 y los 15 días en inseminación, y los 15 a 30 en la FIV-ICSI.​

Clásicamente se definía como:
 

Esterilidad primaria

Incapacidad de conseguir una gestación espontánea desde el inicio de las relaciones sexuales sin que, al menos durante un año, se hayan utilizado métodos anticonceptivos.
 

Esterilidad secundaria

Incapacidad de conseguir una gestación espontánea tras la consecución previa de un embarazo.
 

Infertilidad

Incapacidad de lograr un recién nacido viable tras, al menos, haber logrado dos embarazos consecutivos.
 

El término "Disfunción Reproductiva" aglutinaría a todos los anteriores y no conlleva el carácter estigmatizador que socialmente representan algunos de los conceptos preliminares. Además es una definición más amplia, menos restrictiva y más amable que la de esterilidad.
 

Disfunción Reproductiva o Subfertilidad

Se define desde el punto de vista médico como la incapacidad de conseguir una gestación espontánea en un periodo de tiempo equivalente al de la media de la población. Aunque en la mayor parte de las parejas la disfunción reproductiva no supone en sí misma ningún riesgo para la salud de la mujer o del varón, existen ocasiones en las que durante su estudio se descubren otras patologías de las que la subfertilidad es sólo una de sus manifestaciones clínicas (p.e.: hipotiroidismo, tumores, endometriosis, alteraciones cromosómicas, etc...). Por tanto, aunque la posibilidad de conseguir un embarazo es el principal objetivo, no es el único beneficio que puede obtenerse del estudio de una pareja con disfunción reproductiva.
 

La especie humana es poco fértil y no es infrecuente que parejas normales tarden bastante tiempo en conseguir una gestación. Por ello, en las parejas más jóvenes (​menores de 35 años) que no tengan una patología conocida de base, no está indicado comenzar el estudio hasta, al menos, haber mantenido un año de relaciones sexuales sin utilizar ningún método anticonceptivo (lo cual no implica que no puedan producirse embarazos espontáneos pasado ese tiempo).
 

Dado que la edad de la mujer es un determinante fisiológico de la fertilidad, en las mujeres mayores de 35 años es imperativo comenzar el estudio si no han logrado una gestación tras haber mantenido seis meses de relaciones sexuales sin protección anticonceptiva. Otras circunstancias individuales que aconsejan adelantar el estudio de disfunción reproductiva son: mujeres con ciclos menstruales irregulares y/o periodos de amenorrea secundaria, antecedentes de cirugía pélvica previa o varones con riesgo conocido de subfertilidad (orquitis, epididimitis, etc…)​

​​Afortunadamente los tratamientos de reproducción asistida son cada vez más eficaces.

​Con los óvulos propios de una mujer, en parejas en las que la edad de la mujer sea inferior a 37 años y en las que no se detecte un factor masculino relevante, los procedimientos de baja complejidad como la Inseminación Artificial obtienen tasas de embarazo acumuladas, realizando 3-4 ciclos, cercanas al 33-40%.

En los casos más complejos, la Fecundación in Vitro (FIV), con sus distintas modalidades, puede lograr que hasta un 85% de las parejas alcancen el deseado embarazo.

El porcentaje de éxitos de la FIV está también en íntima relación con la edad de la mujer. Cuanto más joven sea, mayor porcentaje de éxito. Y cuando ya no es posible con los óvulos propios, afortunadamente, con óvulos donados conseguimos un 55-60% de embarazos por transferencia embrionaria y más de un 90% de tasa de embarazo acumulado llevando a cabo 3 ciclos.

Finalmente, si la dinámica social no cambia, ya es posible vitrificar ovocitos (congelación ultra rápida de los óvulos) en edades jóvenes de la mujer, que pueden ser utilizados por ella misma años después, cuando sus condiciones personales o profesionales le permitan intentar acceder a la maternidad.​

Las personas que consiguen los embarazos de forma espontánea "no paralizan su vida porque han tenido relaciones sexuales…".

​El mejor consejero siempre es el "sentido común". Cualquier paciente que se ha sometido a un tratamiento de reproducción puede seguir una vida normal con escasísimas excepciones. 

Guardar un reposo casi absoluto después de cumplimentar un tratamiento de reproducción asistida no solo no es útil, sino que puede llegar a "neurotizar" a una paciente. 
 

Evidentemente, cuando uno hace en la vida un esfuerzo que conlleva mucha ilusión y un desembolso económico, es muy humano tomar precauciones, que nunca deben caer en la obsesión. Y una vez conseguido el embarazo, éste no difiere de cualquier embarazo obtenido espontáneamente. 

Sobre el estilo de vida que adopta cualquier embarazada, nosotros, en los centros de fertilidad de HM Hospitales añadimos una "sobreabundancia" de medidas para intentar salvaguardar el desarrollo del embarazo.

Afortunadamente hoy en día los tratamientos de fertilidad son muy tolerables. Toda la medicación se administra por vía subcutánea o intranasal a cargo de la propia mujer y lo único necesario es que mantenga una mínima disciplina.

​Además, el propio progreso de las técnicas de reproducción ha conducido a que ya no sean necesarias las estimulaciones agresivas de hace 20 años, por lo que se han minimizado los riesgos y las molestias. ​

Hace ya tiempo que venimos utilizando "estimulaciones ováricas suaves", más "amistosas" y afrontando la perspectiva del tratamiento desde el punto de vista de la comodidad de la paciente, ya que, sea cual sea el motivo de la disfunción reproductiva, la auténtica protagonista de los tratamientos de reproducción asistida es la mujer. Por eso, además de poner el énfasis en la seguridad biológica de las técnicas, nos parece importante disipar ciertas "leyendas urbanas" que aún circulan y que señalan que los tratamientos son dolorosos, o que inducen un sobrepeso importante o modifican el carácter de la mujer. 

Son asertos absolutamente falsos. La mayoría de los tratamientos de fecundación "in vitro" se cumplimentan en un plazo de 15 días sin más incomodidad que la de tener que administrarse la medicación diariamente y tener que acudir a los controles periódicos durante el ciclo. 

Las punciones foliculares para la obtención de los óvulos son intervenciones rutinarias que no llevan más de 15 minutos y son absolutamente indoloras ya que se realizan bajo sedación anestésica. 

Las transferencias embrionarias se llevan a cabo con control ecográfico y no suscitan una molestia mayor que el de la citología vaginal del chequeo de salud ginecológica.